La inestabilidad económica derivada de los conflictos de suministros
causados tanto por la guerra como por las medidas anticovid de ese enorme
proveedor mundial que es China, está dando la sensación de que hay temas
secundarios. La economía “de crisis” centra los esfuerzos de muchas
empresas en el corto plazo.
Pero sería imprudente perder la perspectiva. Estamos en un entorno
normativo y regulatorio en el que las exigencias de autoregulación a las
empresas continúan. Los equipos directivos se enfrentan a las cada vez más
exigentes necesidades de gestión de la información y, sobre todo, a los retos
de cumplimiento.
En nuestro caso como empresa consultora especializada en los diversos
ámbitos del gobierno corporativo (gobernanza, cumplimiento, sostenibilidad
y estrategia de negocio) seguimos de cerca ese incremento de las
exigencias, ayudando a que no sean una carga excesiva para las empresas.
Por poner un ejemplo, el mundo del futbol. Ya son tres los Clubs de La Liga
(Primera y Segunda División) que nos han confiado la auditoría de sus
sistemas de cumplimiento. Y es evidente que en el mundo del fútbol
aparecen noticias sobre riesgos de cumplimiento (lo último las redadas por
presuntos amaños en relación con apuestas deportivas).
Sin duda alguna que los Clubs deben arbitrar sistemas de cumplimiento que
eviten el riesgo de responsabilidad penal. Los Clubs de La Liga (primera y
segunda división) están obligados a ello, porque es un requisito para
inscribirse en las competiciones.
Pero es recomendable que los Clubs de las divisiones inferiores se lo
planteen como una buena práctica para reducir el riesgo penal que puede
acabar con la continuidad de los propios clubs.
No es, por tanto, mero riesgo reputacional, que lo es. Sino riesgo de
cumplimiento con consecuencias en la viabilidad de la actividad.
Si en los Clubs de futbol puede suponer el riesgo de verse excluidos de
competiciones deportivas, en las empresas en general hablamos de riesgos
de exclusión de mercado.
¿Por qué riesgo de exclusión?
Porque las Directivas de diligencia debida, en curso de aprobación van a
obligar a las empresas de mayor tamaño a exigir sistemas de cumplimiento
a sus proveedores.
Porque las administraciones públicas van a ir exigiendo cada vez mas que
sus licitadores de servicios acrediten sistemas de cumplimiento normativo.
Porque el mercado de los consumidores cada vez es más exigente y conoce
de la existencia de Memorias de sostenibilidad e informes de cumplimiento y

prefieren comprar a empresas comprometidas con la sostenibilidad y el
cumplimiento.
Por tanto, el buen consejo. Que el corto plazo de la crisis no nos impida ver la
continuidad de negocio y empezar a gestionar de forma óptima los riesgos a
los que se enfrenta nuestra empresa, incluidos los nuevos riesgos
normativos.