Youtubers en Andorra
Las redes sociales están que arden con el tema de los youtubers que han decidido trasladar su residencia a Andorra. Cualquier ciudadano que decida trasladar libremente su residencia fiscal de un punto a otro no suscita ninguna polémica salvo que sea millonario. Es ahí cuando empieza este apasionante debate que unos critican y otros aplauden pero que no deja indiferente a casi nadie.
La respuesta de la Hacienda Pública española no varía: estrechar el cerco y entonar el “a por ellos oeh” lanzando un aviso a navegantes para tratar de persuadir a todo aquel que se lo esté pensando. “Tarde o temprano darán un paso en falso y los pillaremos sí o sí. Preferirán no haber nacido”.
Lo peor de todo es que al otro lado de los Pirineos se ha juntado un montón de amiguetes y hasta se lo están pasando bien y todo.
Empresarios y deportistas de élite llevan años haciendo las maletas pero la Administración se encuentra con un grave problema que hasta ahora ni se había planteado: el hecho de que el que huye del “infierno fiscal” es un joven influencer con millones de seguidores para los que es un referente y suficientemente asesorado como para esgrimir unas razones de lo más convincente y que calan entre los suyos como las tablas de Moisés.
Imagínense una hornada de adolescentes entonado “el Estado nos roba, nos vende que nuestros impuestos van a Sanidad y Educación pero realmente los despilfarra y los destina a actividades improductivas y al pago de favores”. Demasiado para cualquier gobierno. ¡Adolescentes liberales! Demasiado para cualquier gobierno.
Que hay un país o una Comunidad Autónoma con una fiscalidad mejor que la de otra no es ni solidario ni insolidario, es un tema de eficiencia de recursos, como aquellas empresas que fabrican más barato que la competencia. No hay más.
Los clientes dejan de acudir a mi local si la cerveza del bar de al lado es mucho más barata o si mi local está sucio (también podríamos trasladarlo a lo que nos ocupa). Quejarme por ello son excusas de mal pagador, es tratar de esconder mis miserias, mi mala gestión o mi mala voluntad. Y lo peor de todo es que se van los que pagan y la mayoría de los que se quedan son los que llevan años bebiendo gratis.
Las redes sociales y los programas televisivos más populares están encendidos con gente a favor y en contra. Que haya mucha gente en contra de que los “insolidarios” cambien su domicilio fiscal para no pagar tantos impuestos era de esperar y más en un país como España pero lo que realmente sorprende es el gran número de personas que entienden y simpatizan con la decisión del Rubius y demás.
En un país donde hoy más que nunca se castiga el esfuerzo del trabajador y las rentas del capital, las salidas a Portugal o Andorra, países vecinos, seguirán siendo brutales causando un daño terrible a las arcas públicas y no descarten que aquellos que se rasgan las vestiduras con las amnistías fiscales pasadas, en unos años levanten la mano para repatriar empresas y fortunas.
Siempre quedará Madrid , si terminan por armonizarla=machacarla fiscalmente, siguiente parada Andorra.