El Secretario del Consejo de Administración
En diversas ocasiones me he visto en la tesitura de desempeñar el cargo de Secretario del Consejo de Administración o el de Letrado
Asesor del Órgano de Administración (en el caso de cooperativas). Recientemente, asistí a eventos en los que se reflexionaba sobre cual era el perfil más adecuado para esta función, en los que pude escuchar opiniones diversas, pero aproximadas en lo fundamental.
Tanto el Secretario del Consejo como el Letrado Asesor (en algunas entidades ambas figuras coexisten en los Consejos, mientras que en
otras la misma persona desempeña ambas funciones) son profesionales al servicio de la empresa y de su máximo órgano de administración. Esto es importante, porque en ocasiones se puede dar el conflicto entre los intereses del Presidente, o de una parte del Consejo, y los intereses de la empresa.
La lealtad profesional del Secretario o del Letrado Asesor debe ser siempre con la empresa. Y los buenos presidentes y consejeros
agradecerán esa lealtad. El consejero o Presidente que se encuentre en una situación de potencial conflicto de intereses con la empresa en la que desempeña su cargo, debería buscar el asesoramiento de sus intereses personales lejos de la figura del Secretario o Letrado Asesor.
Esta cuestión nos lleva a definir claramente cual es el perfil del buen Secretario de un Consejo y del buen Letrado Asesor: Profesionalidad y lealtad debida. Cuando digo “lealtad debida”, es intencionado; porque esa lealtad se debe a la empresa, no a la concreta figura de la persona
que le haya propuesto para el cargo.
Estas figuras deben recaer en personas con una clara capacidad y dilatada experiencia jurídica. Deben ser personas que estén dispuestas a mantener la rectitud de su criterio pese a las presiones a las que se puedan exponer.
Con ese perfil ayudarán al Consejo a afrontar los retos más difíciles que se les puedan plantear en el buen gobierno de la empresa. Se constituirán en su asesor reflexivo e independiente. Incluso para aquél Presidente o Consejero que en un momento determinado, guiado por un enfoque predeterminado hacia un camino concreto, choque con el criterio de su Secretario o Letrado Asesor, se convertirá en ese colaborador imprescindible que siempre está dispuesto a mirar desde fuera y sin prejuicios las cuestiones, enfocándolas desde el prisma que precisamente le han confiado, el el de la legalidad de los acuerdos.
